Nunca me dejes . . .
cada vez que pienso en su nombre,
cada vez que pienso en su ausencia,
es entonces que siento ésta mi condena
la soledad que rompe en llanto
la que nunca me deja abandonada
la que donde quiera que esté me acompaña
esa es la amiga de mis momentos dificiles
la que aunque no deba me abre sus puertas
porque cuando necesité de alguien
sólo se asomó ella entre mis hombros
yo me acurruqué entre sus brazos
y le conté de mis penas, de mis decepciones,
de mis condenas, de mis angustias y mis lágrimas desesperadas
espero nunca dejes de estar a mi lado querida soledad
porque todos tal vez pueden fallarme menos tú
te conviertes en el remedio inexplicable para mi llanto
por eso nunca me dejes . . .
lunes, 15 de noviembre de 2010
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